REFRANES SOBRE EL AJO

Por San Martín el ajero, siembra ajos con el dedo.
Por San Martino el ajo fino.
Por la Sanmartinada siembra el ajo la casada.
Ajo, ¿por qué no fuiste bueno? Porque no me halló San Martín puesto.
Ajo ruin, ¿por qué no naciste? Porque no me sembraste por San Martín.
Ajo, ¿por qué te criaste tan ruin? Porque no me plantaste por San Martín.
Ajo ¿por qué no medraste? Porque en San Martín no me sembraste.
Por San Antón, el ajo picón, por san Martino el ajo fino.
Los ajos, por Navidad, ni nacidos, ni por sembrar.
El ajo de enero llena el mortero.
El ajo de enero llena el mortero; pero yo de diciembre lo quiero.
Cada día que pase de enero, ajo que pierde el ajero.
En enero, planta ajero, a fines que no a primeros.
Siembra los ajos en enero o perderás dinero.
En enero se siembra el ajo y se saca el puerro.
Ajo de enero, para mayo en el puchero.
El ajo de enero llena el mortero.
El ajo de enero llena el mortero; pero yo de diciembre lo quiero.
Si quieres salir de ajero, planta los ajos en febrero.
Por San Blas, tus ajos sembrarás.
Por San Blas, planta ajos y comerás.
Por San Blas, ajete mete uno y sacarás siete.

Los ajos se plantan desde octubre hasta abril, según los climas.
Hay muchos refranes referentes a la idoneidad de sembrar los ajos por San Martín (11 de noviembre) o por San Blas (3 de febrero).

Por San Pedro, saca el ajo y planta el puerro.
Ajada tenemos, a San Pedro recemos.
Pasada la noche de San Juan los ajos has de encerrar.
Según pasan días de enero, pierde ajos el ajero.
Cada día que pasa de enero, pierde un ajo el ajero.
Día que pasa de enero, ajo que pierde el ajero, pero no es en la ristra, es en el ponedero.
Tantos días pasan de enero, tantos ajos pierde el ajero.

Los ajos se recogen a finales de la primavera o en los comienzos del verano (San Juan es el 24 de junio y San Pedro el 29 de junio). A partir del mes de enero comienzan a estropearse los ajos del año anterior, por eso el refranero indica que no deben comprarse ajos en enero porque son del año pasado.

No hay campana sin badajo, ni sopa buena sin ajo.
Tan sano es el trabajo como es la sopa de ajo.
Ajo hervido, ajo perdido.

En los fríos meses de invierno las sopas de ajo eran un plato popular, barato y fácil de cocinar. Los ingredientes básicos son ajos, aceite de oliva, pan duro, agua y pimentón. El ajo se fríe en el aceite, no debe hervir.

Ajo crudo y vino puro, pasan el puerto seguro.
Ajo y cebollino, para con vino.
Al que trabaja y anda desnudo, ajo y vino puro.
A quién ajo come y vino bebe, ni la víbora le puede.
Comer ajo y beber vino no es desatino.
Pan, vino y ajo crudo, hacen andar al mozo agudo.

Según el refranero, la combinación de vino y ajo es muy útil para prevenir algunas enfermedades. El ajo crudo tiene propiedades antisépticas, fungicidas, bactericidas y depurativas, gracias a la alicina y el vino tinto es rico en antioxidantes (resveratrol y flavonoides) que mejoran la salud cardiovascular y retrasan el envejecimiento.

Ajo que del hornillo salta, al diablo vaya.
Ajo que salta del mortero, ya no lo quiero.
Ajo, cebolla y limón y déjate de inyección.
Ajo, sal y pimiento y lo demás es cuento.
A quien come bien el pan, pecado es el ajo que le dan.
Con pan y ajo crudo, se anda seguro.
Dijo la cebolla al ajo: acompáñame siempre, majo.
El ajo entero salta del mortero.
En marzo mulle tu ajo; en abril vuélvelo a mullir; y en mayo no lo toques ni con el sayo.
En tiempo nevado, un ajo vale lo que un caballo.
Muchos ajos en un mortero, mal los maja el majadero.
Por San Pancracio el ajo crece un palmo.
Quien se pica ajos come.
Quítale el ajo y muerto has al aldeano.
Si crudo comes el ajo, aguantarás el destajo.
Si hace un frío del carajo, come miel, limón y ajo.